BAJO LOS TECHOS DE PARÍS. PARÍS, 2009
Las bellas galerías acristaladas conocidas como los "Passages Couverts" (Pasajes Cubiertos), en París, constituyen un lugar donde pasear se convierte en una deliciosa incursión en la antigua arquitectura, el variopinto comercio y la cosmopolita gastronomía de la "Ciudad Luz". Construidas en 1799, albergan salones de té, tiendas, restaurantes e incluso un famoso teatro de variedades aún en activo.
Entrar en tan privilegiado dédalo constituye una peculiar experiencia en toda regla, ya sea que se desee tomar algo, visitar tiendas o simplemente contemplar sus estructuras de una belleza proveniente de otros tiempos pero con innegable vocación de eternidad.
Otra opción es observar, aun a riesgo de resultar indiscreto, a las personas que deambulan por sus estrechos pasillos, a fin de hacerse esas preguntas sin respuesta que tanto se agolpan en mi espíritu cuando me detengo a reparar en esos lapsos en que casi cualquiera tiene papeletas para convertirse en protagonista de una de mis capturas fotográficas. La que encabeza esta entrada es una muestra de que me incliné, casi como un proscrito, por esta iniciativa. Tuve además, por otra parte, la ocasión y la dicha de poder adquirir en uno de aquellos comercios inimitables unos ejemplares de viejos cómics (otro de mis inconfesables vicios) que llevaba tiempo persiguiendo.
El paseo que aparece en la imagen es el llamado Passage des Panoramas, el primero en ser construido y el más grande de todos. Sin discusión, un muy parisino e ineludible fragmento de nostalgia.
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