LUNGOTEVERE DEI LIBRI. ROMA, 2012.


Han pasado más de seis meses desde mi última entrada en el blog. Meses de otras ocupaciones, de distintas perspectivas, de nuevas necesidades, e incluso de inesperados interrogantes que pausaron, digamos, mi costumbre y mi vocación de ser constante en algo tan personal y al tiempo con tanto afán comunicador como es este compendio de fragmentos de ese sentir tan íntimo que es la propia e incomunicable nostalgia.

Hoy me ha apetecido volver. He dado algunas vueltas por otros blogs de mi autoría, he intentado la ardua empresa de erigir una página web, he experimentado con nuevas derrotas y heme aquí, desganado y fiel, tan utópico y tan desnortado como siempre.

Me traigo conmigo, a modo de sobrio equipaje, esta instantánea que tomé en Roma, en 2012, junto al Tíber, en una zona de librerías de segunda mano. En esta, curiosos y propietarios, despersonalizados gracias al ataque por la espalda de mi consabida Nikon D40, parecen empequeñecer la gloriosa mercancía que venden u observan. Sin embargo, se trata simplemente de un efecto óptico: la realidad es que entre esos libros de dispar tamaño, calidad, edad y extensión, se agazapan con certeza grandes nombres y excelsos legados literarios cuya gloria quizá ha declinado con el inexorable rigor del tiempo. Umberto Eco dijo: “El mundo está lleno de libros preciosos, que nadie lee”. Quién sabe cuántos de esos preciosos testimonios de la voluntad y la razón humanas se habían dado cita en este espacio venerable, placentero y especulativo, encuadrado en el tiempo como un heterogéneo fragmento de nostalgia.

Comentarios

Entradas populares