ALTA Y SERENA. LILLE, 2013.

A pesar de que su construcción se inició en 1854, la Catedral de Notre Dame de la Treille o Catedral de Lille, en Francia, permaneció inacabada durante largo tiempo. Tanto, que solo se dio por concluida en 1999, rematada con una fachada moderna del arquitecto Pierre-Louis Carlier.

Al principio se había pensado en erigir unas torres que, entre dimes y diretes, no se levantaron jamás. Como alternativa, en 1874 se erigió un campanario provisional que albergara las campanas de la Catedral. Se tardó menos de un mes en alzar el Campanario de San Nicolas, de 35 metros de alto, y cuyos cimientos, por contra, alcanzan apenas el metro de profundidad. A pesar de ello, sigue en pie en la actualidad, ofreciendo, con sus oscuros ladrillos, un aspecto de solemnidad y de soledad victoriosa a los paseantes y curiosos, incapaces de mirar a otro lado, embriagados por la distinción del edificio. Desde 2009 se encuentra inscrito bajo el epígrafe de Monumento Histórico, y constituye un lugar de referencia para quienes se adentran en la parte antigua de esta bellísima ciudad del norte de Francia, cercana a la frontera con Bélgica.

En esta imagen, los minúsculos transeúntes dan una idea de movimiento envueltos en la quietud de edificios y arboleda. Me complació detenerlos en el encuadre y el tiempo, invitándolos a que conformasen un contrapuntístico fragmento de nostalgia.

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