FERIA DE LA TRADICIÓN. FRANKFURT, 2009.
Hace ocho años hice mi primer viaje a tierras germanas con la intención de ver uno de los famosos "Christkindlesmärkte". Escogí, por razones de tiempo y de logística, la ciudad de Frankfurt. Los mercadillos navideños, según se cuenta, nacieron en aquel país, y se considera que el más antiguo no solo de Alemania ni de Europa, sino incluso del mundo, es el que se levanta en la ciudad de Dresden y de cuya existencia habla un documento datado en 1434.
Para visitar y disfrutar uno de estos lugares de encuentro con tradiciones, usanzas y gentes no es necesario ser ni creyente ni alemán. Símbolos navideños, músicos, adornos, Glühwein (vino caliente), salchichas y dulces típicos de la zona se dan cita en estas lonjas para deleite de propios y extraños.
Justamente la noche del día 5 de diciembre, víspera de San Nicolás, se representa su llegada en varios lugares, entre ellos, en algunos escenarios situados en los propios mercadillos o en sus alrededores. Aquel año fue muy bonito contemplar, incluso bajo la llovizna y el frío, a los más pequeños subir a la tarima con esa mezcla de ilusión y estupor que les producía aquel personaje de solemne vestimenta y luengas barbas blancas, escuchar la consabida pregunta de : "¿Has sido bueno?" y recibir (al margen de que dijeran o no la verdad) un pequeño detalle de manos del "santo". Es de esta tradición de donde ha salido el televisivo, popular y refrescante Santa Claus que muchos niños (y no pocos adultos) ni siquiera asocian con la figura de un componente del santoral cristiano.
Al margen de estas diatribas, el "Christkindlesmarkt" de Frankfurt fue y es, de los pocos que he visitado, el que más disfruté y del que mayor añoranza me ha quedado. Quizá porque fue el primero, quizá porque me pareció el más genuino de los que he tenido la dicha de recorrer... Hoy, convicto de melancolía, me complace dejar por aquí, como homenaje a esos bellos recuerdos y a las fechas que vivimos, este navideño fragmento de nostalgia.
MERCADOS NAVIDEÑOS EN ALEMANIA
Para visitar y disfrutar uno de estos lugares de encuentro con tradiciones, usanzas y gentes no es necesario ser ni creyente ni alemán. Símbolos navideños, músicos, adornos, Glühwein (vino caliente), salchichas y dulces típicos de la zona se dan cita en estas lonjas para deleite de propios y extraños.
Justamente la noche del día 5 de diciembre, víspera de San Nicolás, se representa su llegada en varios lugares, entre ellos, en algunos escenarios situados en los propios mercadillos o en sus alrededores. Aquel año fue muy bonito contemplar, incluso bajo la llovizna y el frío, a los más pequeños subir a la tarima con esa mezcla de ilusión y estupor que les producía aquel personaje de solemne vestimenta y luengas barbas blancas, escuchar la consabida pregunta de : "¿Has sido bueno?" y recibir (al margen de que dijeran o no la verdad) un pequeño detalle de manos del "santo". Es de esta tradición de donde ha salido el televisivo, popular y refrescante Santa Claus que muchos niños (y no pocos adultos) ni siquiera asocian con la figura de un componente del santoral cristiano.
Al margen de estas diatribas, el "Christkindlesmarkt" de Frankfurt fue y es, de los pocos que he visitado, el que más disfruté y del que mayor añoranza me ha quedado. Quizá porque fue el primero, quizá porque me pareció el más genuino de los que he tenido la dicha de recorrer... Hoy, convicto de melancolía, me complace dejar por aquí, como homenaje a esos bellos recuerdos y a las fechas que vivimos, este navideño fragmento de nostalgia.
MERCADOS NAVIDEÑOS EN ALEMANIA
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